Estamos
en el mes del terror. Por eso, durante la última semana de octubre hasta el día
31 les estaré trayendo historias de terror de modistas, las cuales no son más
que historias o leyendas urbanas. Sin más nada que añadir, comencemos.
Eran
las 8 de la noche. En el taller de costura quedaba solo Laura terminando los
últimos detalles de un vestido que debía entregar al día siguiente. Hasta no
terminar, ella no se iba del allí, aunque fuese muy tarde. Hacia una semana que
había arrancado a trabajar como modista en ese taller. De pronto, la luz se
corta por unos segundos y se vuelve a prender. De pronto, nota que el vestido
ya no está en su maniquí. Desesperada, Laura busca la prenda por todas partes y
no lo encuentra. Pasan dos horas y no logra encontrar la prenda. De repente,
vuelve a suceder lo mismo: se apaga la luz y vuelve a prenderse. Asustada, la
joven decide ir al sector donde se encontraba trabajando para tomar sus
pertenencias y retirarse. Pero, cuando llega a donde estaba, se encuentra con
el vestido colocado en el maniquí pero con una mancha de sangre en la parte del
pecho. Desesperada, tomo el vestido, sus pertenencias y se fue. En su casa,
termino los detalles que le faltaban y lavo el vestido. Para su suerte, la
mancha roja salió con facilidad. Al día siguiente, Laura regreso a su trabajo y
fue a hablar con la supervisora de su sector y le contó lo sucedido la noche
anterior. La supervisora, sorprendida, le comento que hace varios años una
modista que trabajaba allí fue encontrada en ese mismo lugar muerta con un
disparo en el pecho. Desde entonces, cada tanto ocurren esas cosas: luces que
se prenden y se apagan, desaparición de prendas que luego aparecen manchadas en
el pecho.
¿Qué
te ha parecido esta primer historia de terror? si te gusto, házmelo saber en
los comentarios. Por hoy me despido, nos leemos en la siguiente entrada.
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